De la noche a la
mañana, una barda “apareció” en la calle Ricardo Palmerín de la colonia León
Moderno en León Guanajuato.
Caminaba por el
Parque México y, para mí sorpresa, a alguien se le ocurrió clausurar
una especie de pasillo que comunicaba uno de los accesos del lugar con el
bulevar Francisco González Bocanegra. Sitio que por cierto, es vía pública.
Me consta que
ese paso, exclusivo para peatones y bicicletas, era altamente transitado
especialmente en las mañanas, cuando muchas personas acuden a hacer ejercicio o
a llevar a sus perros a pasear.
A unos metros,
está la sexta Comandancia de Tránsito Municipal donde me detuve a preguntarle a
los oficiales si sabían cuándo, quién y con qué fin se había levantado el muro.
Respondieron que ocurrió el viernes pasado y desconocían los motivos. Uno de los
elementos añadió que a ellos también les afecta el cierre.
A días de que
alguien decidió convertir su calle en privada, hay desconcierto entre los
vecinos de la zona. Hoy escuché que una señora le decía a otra “¡Ya nos
cerraron! ¿cómo ve?”
Más allá de que si tienen o no permiso, supongo que la “justificación” de quien o quienes lo hicieron, tiene que ver con la inseguridad y el miedo.
Más allá de que si tienen o no permiso, supongo que la “justificación” de quien o quienes lo hicieron, tiene que ver con la inseguridad y el miedo.
Entiendo el
contexto que vivimos y la impotencia social, pero me pregunto si con cada robo, asalto o similar ¿nos daremos a la tarea de tapar las calles? ¿los ciudadanos tenemos el derecho de
privatizar los espacios públicos arbitrariamente?, ¿una pared de ladrillos en
verdad disminuirá los actos delictivos y solucionará el problema?
Me queda claro que la persona que tuvo la idea de levantar esa pared le importó nada que su acción afectaría a otros bloqueándoles el paso.
Me queda claro que la persona que tuvo la idea de levantar esa pared le importó nada que su acción afectaría a otros bloqueándoles el paso.
El hecho también rebasa el impacto de tener qué caminar una cuadra más. Se trata de que los espacios públicos
son de TODOS. En lo personal, me genera más desconfianza una calle sin gente que una donde hay movilidad.
Con la barda pienso también en el muro que se pretende construir en la frontera entre México y Estados Unidos, del
que luego leo o escucho indignación. ¿Esto no es algo similar? No, es peor. Esta pared impide
el camino a los transeúntes que habitamos ¡la misma ciudad!
Recuerdo que
hace unos años en la misma colonia intentaron levantar una barda más grande que
colindaba con Las Arboledas, barrio famoso por problemas de pandillerismo e
inseguridad. En aquella ocasión los vecinos de Las Arboledas la tumbaron a
patadas. Quizá no fue la manera más civilizada pero recuerdo el enojo y
conflicto que un muro ocasionó.
Considero que la
barda de la calle Ricardo Palmerín representa el miedo razonable de unos cuantos, pero también creo por otro lado, que las personas que buscan protección o sentirse más seguros, al mismo tiempo ocasionan segregación.
"Lo que necesita la ciudad no son más rejas, sino puentes que ayuden a superar los temas de delincuencia",dice Beatriz Mella, arquitecta y urbanista, doctora en Planificación Urbana y Transporte por la University College London en su artículo Cierre de calles y pasajes, ¿Seguridad o Segregación?
Ojalá, como dice Beatriz, que en
lugar de construir bardas hagamos puentes que ayuden a solucionar problemas, que más allá de separarnos, nos unan.
¿Tú qué opinas
de construir muros en espacios públicos?
FIN