Si algo caracteriza a la Capital, son sus callejones.
Se estima que en la ciudad hay unos mil 850 que serpentean las viviendas cuevanenses desde el centro histórico, hasta el margen de la mancha urbana.
Pero de entre de ese matiz de estrechas callecitas, hoy me topé con la más angosta de la ciudad.
Es el callejón De Los Changos, situado en los alrededores del Jardín del Cantador, prácticamente en el corazón de Guanajuato.
Su longitud apenas alcanza unos 50 centímetros de ancho y 3 metros de largo. Está tan inclinado que hay una cuerda instalada en la orilla que sirve para escalarlo.
Foto: El callejón De los Changos, el más estrecho de Guanajuato.
Y es que subir pone a prueba la condición física. Prácticamente hay que trepar para corroborar por qué lo bautizaron con ese nombre.
Al pie de la entrada, tiene un mini barandal que sirve de puerta, que pone en duda si se trata de un lugar público. Como sea, hoy el acceso estaba abierto.
De los changos conecta por un lado, con un conjunto de casas, y por el otro colinda con uno de los parques más famosos de la ciudad, así que el minicallejón también suele ser un atractivo turístico de la capital, que dicho sea de paso, es Patrimonio de la Humanidad.
Desde hoy, recomiendo este pintoresco rincón para quienes planean venir.
A diferencia del Callejón del beso, aquí no cuentan leyendas ni te advierten siete años de mala suerte si no te besuqueas con alguien en el tercer escalón.
Pero eso sí, es tan estrecho, que aprovechando la escasa distancia, igual y dos personas bien podrían manifestarse un poco de cariño, en un lugar muy original de Guanajuato.
FIN
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