Don Antonio, ¿cómo ve que Cuauhtémoc Blanco ahora quiere ser candidato a presidente municipal?, le pregunté a La Tota en su vidriería en el Barrio de San Juan de Dios.
“Con trabajo sabe hablar, hazme el favor”
dice y suelta una carcajada el exjugador del Club León, conocido también como “El cinco copas”. Don Toño está convencido de que se puede ayudar sin necesidad de reflectores.
Hoy visité a don Antonio “La Tota” Carbajal con un objetivo que no logré. Hablar de mis intenciones ahí está de más porque una hora después de platicar con él, mi corazón palpitaba fuerte, porque obtuve algo mucho mejor.
Sorpresivamente me topé, además de experiencias, con sabiduría, la misma que le han dado no solo sus 85 años, sino sus más de 18 de trabajar con jóvenes drogadictos.
Yo creo que personas como don Antonio hacen falta en este mundo a veces tan desanimado, tan saturado de malas noticias, tan superficial.
Yo no sé nada de futbol, ni me encanta. Tampoco soy aficionada a algún equipo. Pero hoy, puedo decir que gratamente La Tota Carbajal se volvió uno de mis personajes favoritos. No solo porque jugó en 5 copas mundiales, que es digno de reconocérsele, sino porque hoy me recordó, que vivir bien no es acumular bienes ni riquezas, sino que, con sencillez, se puede ser millonario de corazón.
Hoy visité a don Antonio “La Tota” Carbajal con un objetivo que no logré. Hablar de mis intenciones ahí está de más porque una hora después de platicar con él, mi corazón palpitaba fuerte, porque obtuve algo mucho mejor.
Sorpresivamente me topé, además de experiencias, con sabiduría, la misma que le han dado no solo sus 85 años, sino sus más de 18 de trabajar con jóvenes drogadictos.
Yo creo que personas como don Antonio hacen falta en este mundo a veces tan desanimado, tan saturado de malas noticias, tan superficial.
Yo no sé nada de futbol, ni me encanta. Tampoco soy aficionada a algún equipo. Pero hoy, puedo decir que gratamente La Tota Carbajal se volvió uno de mis personajes favoritos. No solo porque jugó en 5 copas mundiales, que es digno de reconocérsele, sino porque hoy me recordó, que vivir bien no es acumular bienes ni riquezas, sino que, con sencillez, se puede ser millonario de corazón.
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