Ir al contenido principal

La resurrección del grillo

Desde hace meses un pensamiento me inquietaba. Era como punzaditas en la sien. Como de esas veces que sabes que algo no estás haciendo bien, o para acabar pronto, algo estás dejando de hacer, algo importante.
Ahora que lo reflexiono, ese pensamiento era como el Pepe Grillo de Pinocho. Sentía que una vocecita me aconsejaba al oído, como cuando te "secreteas" con los amigos de la primaria tapándote la boca y el oído del otro para que nadie más escuche. Una y otra vez, una y otra vez. "Psss, psss...ey... Noemí, hazme caso... ey tuuuú... sorda..." y nada que lo pelaba. Leía el periódico por las mañanas y se aparecía: "aquí estoooy, ey sí tú", y yo según en mi papel de comunicóloga, trataba de concentrarme en la lectura. Seguía ignorándolo. Por la noche llegaba a la casa y oootra vez ese "tic tac, tic tac" que no me dejaba. 
"Escribe", me decía la conciencia. "Escribe", escuchaba a cada rato.
Sí, desde hace más de un año que quería ponerme a escribir pero no lo hacía. 
¿Escribir, qué tiene de interesante eso? no lo sé. Pero me gusta. Algo sucede en mí cuando lo hago. Quizá algunos piensen: ¿cómo es posible que si le gusta escribir no sepa el motivo? pues sí, no lo sé, disculpen que no tenga una respuesta, simplemente creo que cuando algo te gusta , te gusta y punto. Como cuando te gusta el helado de vainilla, no piensas en "la mezcla de la leche, el fruto y el azúcar que se le añade se fusionan de tal forma que..." naaaa!, te gusta el helado de vainilla y ya. 
Pues eso me pasa con la escritura. Cuando lo hago lo disfruto y nada más.
El caso es que hoy decidí hacerle caso a la vocecita interior y aquí estoy, escribiendo. 
Prendí mi computadora y pensé: "abriré un blog" y entre el nerviosismo de reencontrarme con las letras, me topé con que hace un año ya traía al Pepe Grillo persiguiéndome y nunca publiqué lo que escribí. 
Qué frustración, pensé. Qué triste, me volví a repetir. Varias ideas que escribí en aquella ocasión las pensaba escribir esta vez. Una de ellas y la más significativa es que dejé mi oficio de reportera de un periódico urbano hace tres años y medio para volverme empleada de gobierno, uno de los factores por los que voluntariamente la pluma "perdió condición". 
Por eso desde ahora ofrezco otra disculpa si mi texto no es tan interesante o trascendente para sus vidas, pero es que escribir es como andar en bicicleta. Si dejas de practicarlo no se olvida, pero el día que lo quieres volver a hacer, cuesta trabajo.
También creo que el que escribe trasciende cuando otro lo lee, quizá eso es lo que también ando buscando. El año pasado el grillo ya me había visitado y lo callé. Como si hubiera estado hablándome junto a mis oídos y lo tomé con mis manos, lo callé, lo aplasté y lo eché por la ventana. 
Pero basta de lamentos. Hoy no me vuelve a pasar. Si quiero escribir y quiero que me lean, algo tengo qué hacer y hoy empiezo. Hoy el grillo no sólo resucitó, hoy después de dos años, sí lo escuché.


Comentarios

  1. Felicidades!!! Gracias por hacerle caso al grillo, me agrada leerte!!! :)

    ResponderBorrar
  2. Gracias mimi por compartir! No es fácil a a veces emprender pero sobre todo escuchar la voz interior y actuar en consecuencia! Felicidades y será un placer leerte! Excelente cierre de año.

    ResponderBorrar
  3. Excelente niña... pero no te preocupes por el grillo... son indestructibles. Mejor ocúpate en seguir escribiendo.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

El callejón más estrecho de Guanajuato

Si algo caracteriza a la Capital, son sus callejones. Se estima que en la ciudad hay unos mil 850 que serpentean las viviendas cuevanenses desde el centro histórico, hasta el margen de la mancha urbana. Pero de entre de ese matiz de estrechas callecitas, hoy me topé con la más angosta de la ciudad. Es el callejón De Los Changos, situado en los alrededores del Jardín del Cantador, prácticamente en el corazón de Guanajuato. Su longitud apenas alcanza unos 50 centímetros de ancho y 3 metros de largo. Está tan inclinado que hay una cuerda instalada en la orilla que sirve para escalarlo. Foto: El callejón De los Changos, el más estrecho de Guanajuato. Y es que subir pone a prueba la  condición física. Prácticamente hay que trepar para corroborar por qué lo bautizaron con ese nombre. Al pie de la entrada, tiene un mini barandal que sirve de puerta, que pone en duda si se trata de un lugar público. Como sea, hoy el acceso estaba abierto. De los changos ...

Cabezas colgantes en Guanajuato

En Guanajuato, cuatro cabezas humanas permanecieron colgadas en jaulas, por 10 años, a la vista de toda la gente. Y no, no es una noticia ni sentencia de hoy, ni de ayer. El escalofriante suceso ocurrió hace 206 años en la Alhóndiga de Granaditas, uno de los edificios más emblemáticos de la Capital, ícono de la historia del país. Foto: vista de la Alhóndiga de Granaditas  (tomada de Internet) El 14 de octubre de 1811 quedó claro que fusilar a los héroes de la Independencia de México no era suficiente. Meses antes, a Miguel Hidalgo, Juan Aldama, Ignacio Allende y José Mariano Jiménez los mataron en Chihuahua, les cortaron la cabeza, las mandaron a Guanajuato y aquel día, las encerraron en jaulas para después colgarlas en alcayatas, una a una, en las cuatro esquinas al exterior del inmueble. No puedo imaginar ese momento, ni una década viendo esa macabra escena. Mi aversión a los temas sangrientos es tal, que cuando compro milanesas, prefiero voltear a otro...

Alimentando a la Capital

En Guanajuato comes con 20 pesos. Bajando del callejón de la Alameda, justo en la Plaza del Baratillo -que por cierto, le hace honor a su nombre-, se ubican los famosos "Botes". Se trata de un puesto ambulante en forma de "L" que todos los días ofrece un menú mínimo de 30 guisados, caracterizado porque  en lugar de cazuelas, la comida se ofrece caliente  en cubetitas de plástico. El menú es apto para todo tipo de cliente: desde diabéticos hasta veganos: igual te sirven  arroz rojo, verduras al vapor, chorizo con chile, camarones guisados, garbanzos, espinazo, chiles rellenos, milanesa de res o pollo, mole, capirotada, agua de limón, tortillas... Doña botes en acción Además de la variedad, los botes ganan fama por su precio.  Con  5 pesos puedes comprar casi cualquier guisado (excepto carne), que equivale como a dos cucharadas muy decentes de lo que pediste. Hoy, por ejemplo, comí con 20 pesos espagueti, nopales, salchichas y pollo guisado. ...