Me gustan mis hombros Me gustan mis hombros. Desde hace 28 años que viajan conmigo, han soportado peso, carga, han hecho lucir las blusas y también se han quemado por el sol, y hasta hoy concluí que me gustan. Y es que mis hombros no son cualquier hombro. Tienen una simetría a mi gusto, perfecta. Mi reencuentro con ellos fue en el baño, mientras me lavaba las manos. Me miré al espejo y noté un bronceado que definitivamente no adquirí en mi último viaje a la playa. Tienen un tono morenito diferente, cafecito pero brillante. Absorbieron el sol que me pega cuando salgo a correr. Qué chulos. Mientras el agua caía sobre mis dedos no dejé de observarlos y pensaba en cómo a veces no nos damos cuenta de las cosas que tenemos aunque estén todos los días ahí. Pero siempre esperan pacientes a ver a qué hora las vemos. Cerré la llave y me incorporé frente al espejo. Me pare derechita y no los perdí de vista. Tienen una forma redondita, que dejan caer el brazo con elegancia...
Tiempo de escribir. Blog de Noemí Álvarez.